Constancia en el deporte

Cuantas veces nos hemos propuesto hacer deporte con regularidad a partir de ciertas fechas, incluso nos hemos llegado a apuntar a un gimnasio para conseguir nuestro propósito con un resultado desalentador.
Se empieza con ilusión y ganas, pero esta fuerza inicial dura un mes o dos meses. Al cabo de cierto tiempo terminamos abandonando casi por completo la actividad. Un día no vamos porque no se puede ir de verdad al surgir algún imprevisto, pero a las pocas semanas cualquier excusa nos tumba en el sofá.

¿Por qué no somos constantes haciendo ejercicio físico?
Hay diversos motivos pero el principal es el no haber hecho deporte con asiduidad desde niño, importantísimo a la hora de hacer ejercicio en la edad adulta. Si uno está acostumbrado a una rutina de entrenamientos semanales, es más fácil y natural salir a correr, montar en bici, nadar… Está incorporado en nuestra secuencia de acciones diarias, como el comer o levantarse. No requiere un esfuerzo mental extraordinario la transición sofá (pasivo) calle (activo). Pero si no estamos acostumbrados a esta situación, porque no la reconocemos en nuestro patrón de conductas, el resultado es que para hacer deporte tenemos que desplegar una voluntad de hierro, y claro la voluntad no siempre está fuerte.

Hace treinta años en los parques de España apenas se veía a gente corriendo o haciendo deporte, esto está cambiando bastante y es frecuente ver personas de todas las edades y géneros practicando cualquier ejercicio.
Aunque con bastante retraso con respecto a otros países de Europa, España gana terreno perdido y en algunos casos supera a algunos de los que estuvieron por delante.

Volviendo al tema que nos ocupa, para que un niño se habitúe de pequeño a realizar ejercicio con asiduidad debe gustarle bastante el deporte que realice o estar muy motivado. A veces son los padres los que obligan a su hijo a que realice una actividad que con el tiempo el niño acoge y termina cogiéndole gusto, pero lo normal es que el que escoja sea el niño.

Por supuesto que para que un niño disfrute de la actividad deportiva debe de dar con buenos profesionales, una mala experiencia puede “tumbar” una ilusión.
También la elección del nivel de exigencia y competición del equipo elegido debe ser la adecuada. Para un niño que se inicia en un deporte lo ideal es que empiece en una liga suave, donde el nivel sea el adecuado al suyo, para que pueda cosechar experiencias de éxito, fundamental para la continuidad, motivación, autoestima y desarrollo deportivo del individuo. En esto tienen que ver mucho las actividades que se organizan en los diferentes municipios, que deben organizar ligas de diferentes niveles.

En fin, buenas experiencias en la base aseguran adultos deportistas.

Bueno supongamos que no hemos hecho deporte con asiduidad desde pequeños, pero queremos “engancharnos” a los hábitos deportivos, no hay que desesperarse también es posible , pero habrá que seguir una serie de normas:

¿Que deporte practicar?
Lo primero que hay que decir es que no debemos cerrarnos y habrá que desprenderse de las ideas preconcebidas: Que si correr es un aburrimiento, conozco gente que empezó a correr sin gustarle para nada, y terminó corriendo maratones. Está claro que podemos elegir el deporte que queramos, correr, andar por el campo, montar en bici, piragüismo, natación, taekwondo…
Otro aspecto fundamental es no saltarse ninguno de los principios fundamentales del entrenamiento:

El primero y principal es el de progresión.
Cuanta gente decide salir a correr después de cuatro meses sin moverse y durante 10 a 20 minutos y al 80% de su capacidad con un resultado de agujetas descomunales y por tanto inmovilidad funcional para la vida ordinaria durante 4 o 5 días.
Lo lógico es que se empiece andando los primeros días, aumentando 5 minutos cada semana el tiempo de trabajo, con tres sesiones semanales. Cuando tenemos una base de un mes de trabajo, podemos empezar a alternar carrera con andar. 5 minutos andando, 5 corriendo. Después de tres meses podremos estar corriendo 30 minutos o más a un ritmo suave. No tenemos prisa, no se trata de recuperar todo lo que no hemos hecho en años en un día, se trata de consolidar unos hábitos con un tiempo de trabajo lo suficientemente importante para que nos beneficie, y con la progresión adecuada para no tener que claudicar a los pocos días.

Otro error es el de echarse a correr (nadar…) a gran velocidad y tener que parar a los dos minutos por no poder más. Otro de los factores negativos si nos saltamos el principio de progresión, es que nuestras articulaciones y tendones se revelen y se nos manifieste en una tendinitis caballar. Luego oímos “es que yo no puedo hacer deporte, para una vez que hago termino con muletas”
Hay que empezar suavemente, tenemos todo el tiempo del mundo para aclimatarnos.

Otro aspecto a tener en cuenta es el material, si no es el adecuado puede echar por tierra un buen comienzo. Si voy a correr usaré las zapatillas de correr y nos las de tenis. Las “ruedas” son el material fundamental en el que no se debe fallar, porque los pies son los que sustentan toda la dinámica.
Con una buena base, uno puede llegar a entrenar lo que quiera, pero para un deporte salud nos bastará con 3 o 4 días a la semana. Pero ojo, de cero días a la semana de ejercicio (no hacer nada), a realizar un solo día la diferencia es abismal, y de uno a dos o tres también es grande la diferencia, pero menos que de cero a uno.

Después de unos meses practicando con asiduidad ejercicio físico, es más fácil incorporar a nuestra secuencia de comportamientos este tipo de conductas motrices.
Notaremos incluso que nos encontramos mal si faltamos a nuestra cita.
Tampoco hay que desanimarse si algún día puntual no somos capaces de realizar nuestra dosis de ejercicio, ya sea por acumulación trabajo o simplemente por cansancio mental. Debemos recordar que las excepciones están dentro de la constancia, si algún día dejamos entrenar no debemos obsesionarnos y continuar con la rutina el resto de los días. Somos contantes en nuestro momento de ocio deportivo incluso si fallo alguna vez al mes, hasta en eso soy constante.

En cuanto un día anduviéramos largo, nadáramos, corriéramos o montáramos en bici, la solicitud en cuanto a movilidad articular, muscular, y aparato respiratorio y circulatorio nos reportarían un beneficio grandísimo para el organismo.